Este trabajo se realiza con la esperanza de que a los Masones del Arco Real se les pueda dar una impresión, aunque fugaz, del significado más profundo que está escondido en el ritual del Capítulo; QUE LOS HAGA PENSAR. Que renueve su interés y entusiasmo y que merced a ello puedan beneficiarse aún más de la rica filosofía de la Francmasonería que se ilustra en éstos hermosos e impresionantes grados. Se acentúa "Francmasonería", ya que los grados del Capítulo no son más que una continuación del Gran Tema. Ellos no añaden filosofía nueva a la de la Logia Simbólica. Ellos no proporcionan ninguna enseñanza nueva para el candidato. Toda la filosofía, enseñanza y religión (si es que ésta se puede llamar religión) de la Masonería está contenida en los grados simbólicos. Pero en este mundo activo y moderno pocos tienen la calma, aunque pudiesen tener el deseo, para emprender el laborioso proceso de estudio e investigación exterior necesarios para familiarizarse con tan sólo una pequeña parte de ésta profunda filosofía.

Se ha reconocido hace tiempo que el Masón promedio no está́ satisfecho con la luz recibida en su recorrido a través de los primeros tres grados. Pike comenta sobré este hecho en "Morals & Dogma":

"Si Ud. ha sido desilusionado en los primeros tres grados, tal como Ud. los ha recibido, y si le ha parecido que lo desarrollado no ha alcanzado lo prometido, que las lecciones de moralidad no son nuevas, y que la instrucción científica no es más que rudimentaria, y que los símbolos fueron IMPERFECTAMENTE EXPLICADOS, recuerde que, debido a las simplificaciones, las ceremonias y lecciones de aquellos grados se han ido acomodando más y más por milenios, decayendo en la banalidad de la frecuentemente limitada memoria del pupilo e iniciado; que ellas han venido hacia nosotros desde una época en que los símbolos eran utilizados no para REVELAR sino para OCULTAR; cuando el más sencillo aprendizaje estaba confinado a escasos escogidos y los principios de moralidad más simples parecían verdades recién descubiertas. Que esos antiguos y simples grados ahora se vislumbran como las destrozadas columnas de un destechado Templo Druida en su mutilada y ruda grandeza; frecuentemente también corrompidos por el tiempo y desfigurados por adiciones e interpretaciones modernas y absurdas. Ellos no son más que la entrada al gran Templo Masónico, son las triples columnas del pórtico".

Es para remediar esta situación que se trabaja en los llamados grados "superiores" de ambos ritos, en el de York y en el Escocés. Ningún Masón bien informado, en ningún momento, considera estos grados como adición alguna a la estructura masónica. Está muy equivocado quién se refiere a cualquier GRADO de Francmasonería como "MAS ELEVADO" que el tercer grado de la Logia Simbólica, sea designado éste por un nombre o por un número. NO HAY GRADO QUE SEA SUPERIOR al grado de Maestro Masón ya que éste es la culminación de la enseñanza espiritual de la Francmasonería.

La presentación del mandil de primer grado puede bien ser parafraseada y aplicada al tercer grado "Más honorable que la Estrella y el Orden de la Jarretera o NINGUNA OTRA CONDECORACIÓN que pudiese ser conferida en éste o en cualquier período futuro".

Más correctamente, se debe hacer mención a estos grados adicionales como los "explicativos" ya que ellos sólo se han creado para explicar aquello que ha sido presentado al candidato en los primeros tres grados. Cierto, a veces en ellos se emplea una simbología distinta y se introducen narrativas alegóricas no familiares al Maestro Masón. Sin embargo, esto no es más que poner un mismo pensamiento en lenguaje distinto. El más grande Maestro enseñó por medio de parábolas y analogías. Masonería hace lo mismo. En realidad, en Masonería interesan sólo unas pocas grandes verdades que se enseñan a sus iniciados. Todos sus grados son una repetición, una insistencia, una constante reiteración de ésas mismas verdades. Si el candidato no las domina por su experiencia en los primeros tres grados, le serán incorporados a su conciencia de manera diferente en un grado siguiente, con distinta simbología, o incluso veladas en otra narrativa alegórica. Esta es la única justificación para su existencia, no para añadir nada al Grado Sublime, pero para explicarlo más ampliamente de lo que fue "imperfectamente explicado" en la enseñanza del Tercer Grado.

Adicionalmente a los grados de la Logia Simbólica, y a la explicación y elaboración de ellos en los grados del Capítulo, se debe recordar lo que se le comunica al candidato en el Primer Grado, en su primerísima introducción a los misterios de la Francmasonería. "La Sagrada Biblia nos es dada como la regla y guía de nuestra fe y práctica". Aquí hallamos una de aquellas numerosas alusiones que se encuentran en el ritual masónico, que, si se buscan y encuentran, orientan a esas fuentes "fuera de la Logia" donde se puede obtener más luz. La sugerencia de referirse a la Biblia no es simplemente dada para aprender en ella lecciones morales y éticas; éstas fácilmente pueden y de hecho son inculcadas "en la Logia".

No, al Masón se le insta a estudiar la "Gran Luz" por una razón más importante, que es el esclarecimiento del Ritual Masónico completo. La nomenclatura de la Biblia es una llave importante para su significado, porque en el hebreo antiguo no se confirió impensadamente, ni casualmente, nombres a personas, cosas o lugares. Todos los nombres están colmados de sentido y fueron conferidos solamente debido a ésa significancia. Para entender completamente la Biblia es imperativo el conocimiento del significado y de la trascendencia de los nombres hebreos. Siendo esto válido para el estudio de la Biblia, lo es también para el de la Francmasonería, y por necesidad deberá ser un estudio de ambos a la vez, simultáneo, si se siguen las instrucciones que le fueron dadas como Aprendiz Masón.

La Francmasonería se presta un gran número de caracteres y de hechos bíblicos para ilustrar sus enseñanzas. También emplea el sistema de la numerología que se encuentra en las enseñanzas ocultas antiguas e intercala la nomenclatura bíblica con ésta numerología encubierta, ambas colmadas de significado esotérico

Los tres grados de la Masonería Simbólica Antigua enseñan que hay un solo verdadero y viviente Dios. Proclaman la paternidad de Dios, la hermandad de los humanos y la inmortalidad del alma humana. Enseñan que el hombre fue creado a la imagen y semejanza de su Creador, que es un tres en uno (trino), compuesto de cuerpo, alma y espíritu. Su fin es desarrollar el lado espiritual de la naturaleza humana, e instruir al candidato cómo someter y disciplinar su naturaleza física a través del uso de su mente, para que predomine su naturaleza espiritual. Estas enseñanzas se encuentran "veladas en alegorías e ilustradas por símbolos", de ahí que a veces se hace referencia a los primeros tres grados como la "Masonería Simbólica". A menos que uno esté dispuesto a dedicar mucho tiempo al estudio de los tres grados, es imposible obtener mucho de ellos, ya que si bien es válida la afirmación que: "TODO LO QUE ES MASONERÍA SE ENCUENTRA EN LAS ENSEÑANZAS DE LOS PRIMEROS TRES GRADOS", esto se encuentra sepultado profundamente en ellos, y como afirma Pike: "deteriorados por el tiempo, al extremo que sus rasgos verdaderos apenas pueden ser distinguidos". Extrañamente, algunos que con más vehemencia hacen aquella afirmación, y que no han tenido la ventaja de los grados "explicatorios", no han hecho la menor investigación de precisamente aquellos grados que ellos proclaman que "contienen TODO de Masonería". Es un hecho comprobado que los estudiosos mejor informados acerca de Masonería se encuentran entre los miembros de los dos grandes Ritos.

No es nuestra intención el escribir una historia de los grados del Capítulo, esto ya fue hecho más hábilmente por otros. Nuestro propósito es explicar algo de la simbología mística del Arco Real, pero esto no es tan fácilmente realizable sin considerar algunos "pasos" preliminares.

La Francmasonería es progresiva y el acercamiento al Arco Real no es una excepción. Los otros grados del Capítulo guardan una relación definida con la simbología del grado del Arco Real, sin embargo, una explicación de éstos requiere, a su vez, ser antecedida por alguna aclaración del porqué son necesarios y cómo han llegado a crearse. Para entender los sucesos posteriores es esencial algún conocimiento de la historia. Las circunstancias de vida y de la era en la cual vive un pueblo condicionan su manera de pensar. Si se quiere entender por qué́ aparecieron ciertas filosofías o creencias es necesario investigar las condiciones en los tiempos que dieron origen a ellas. Un estudioso de la Masonería debe conocer algo de la historia de la Orden y de las circunstancias de vida prevalentes durante su período de formación, si espera entender la filosofía que fue engendrada por aquellos tiempos. La historia de la Masonería relata de hombres serios y sinceros buscando "algo" - ese "algo" que era distinto de la búsqueda alegórica de la Francmasonería. Era un mejor entendimiento de la razón de esa búsqueda más que la búsqueda misma. Aún en ese período inicial fue evidente la falta de información completa en el Tercer Grado. Fue para intentar satisfacer esa necesidad que los hombres originaron literalmente cientos de grados, que aparecieron a través de Europa e Inglaterra. Tampoco nosotros, los de hoy en día, debemos reclinarnos ahora en condescendencia y ver lo que con justicia se puede denominar el "contenido ridículo" de algunos de éstos grados. Si en esta época mejor informada (en algunos aspectos) nos inclinamos en adoptar una actitud superior, consideremos primero las condiciones de aquellos tiempos y luego, reconozcamos que aquellos hombres estaban buscando la VERDAD.

Independientemente de nuestra opinión de los resultados, la mayoría de ellos fueron motivados por un "deseo de conocimientos y un sincero anhelo de ser útiles a sus semejantes". De los numerosos grados originados, como siempre es el caso, sobrevivieron únicamente aquellos de valor intrínseco y lo consiguieron porque significaban una contribución definida al Gremio. Aquellos que no tenían ese verdadero valor hace mucho que han sido olvidados.

Ya en la historia inicial de la Masonería se nos muestran destellos aislados de haberse trabajado el grado del Arco Real. Waite en su libro Emblematic Freemasonry indica que: "En la historia masónica escuchamos el solo título y algún símbolo no descrito que le pertenece, llevado durante una procesión masónica en el año 1743, mientras que un año más tarde hubo una alusión al grado mismo, pero bajo circunstancias que sugerían que circulaba más de una versión". Otros historiadores no mencionan fecha más temprana para la aparición de grado del Arco Real de la que yo estuviese enterado. Presumiblemente, si se lo menciona en 1743, tal como indica Waite, entonces ya existía y lo había estado por algún tiempo anterior a ésa fecha. Esto fue poco después del resurgimiento masónico de 1717, y es lógico pensar que el renovado interés en el Gremio, que llevó a la fundación de la Gran Logia, también iba a inspirar a los masones a buscar un mejor entendimiento de las enseñanzas de la Orden.

Nosotros primero descubrimos el Arco Real como un grado separado, bajo la jurisdicción de la Logia Simbólica. Fue conferido únicamente a Ex-Venerables Maestros de las Logias Simbólicas y aparentemente sin plazo estipulado. Esto es, no encontramos archivos que indiquen que uno era exaltado inmediatamente al completar su gestión. Más bien, parece que fue conferido siempre cuando era propicia la ocasión, habiendo un candidato con la necesaria preparación y el número requerido de masones del Arco Real presentes para conferir apropiadamente el grado. Posteriormente, parece que fue conferido a ciertos Maestros Masones considerados dignos de recibirlo, pero que nunca ocuparon el cargo de Venerable de una Logia. Esto aparentemente requería de una dispensa especial del Gran Maestro. En consecuencia, estos Maestros Masones originalmente NO fueron hechos "Ex Venerables Maestros virtuales" como se hizo en fecha posterior, ya que Gould en su libro History of Freemasonry remarca "la creciente práctica de conferir el "Arco" a hermanos NO LEGALMENTE CAPACITADOS PARA RECIBIRLO". Como se discutirá con mayor detalle en el Capítulo 111, esto inició la costumbre de conferir primero una "especie de grado" de Ex-Venerable a aquellos hermanos que previamente no habían ocupado ese cargo por elección en una Logia.

En ésa misma época también el grado de Maestro de Marca era trabajado independientemente. La mención de ello es frecuente en la historia de la segunda mitad del siglo XVIII. Originalmente también parece haber sido trabajado en las Logias Simbólicas bajo la jurisdicción de la Gran Logia. Sólo es una suposición de parte del autor, pero yo no he visto ningún lugar que contradiga que la simbología mutua de la piedra clave de la bóveda unió a éstos dos grados, si no realmente al comienzo, por lo menos en las mentes de aquellos Maestros Masones a los cuales les habían sido conferidos ambos grados. Es así como se ven los inicios de un "Rito", en contradicción a varios grados separados y no relacionados.

Por un proceso de crecimiento natural el grado de Ex Venerable Maestro se añadió a estos dos primeros grados. Acreditando la sinceridad de propósito y la lealtad de espíritu, y a la letra de la ley, se entiende que los Hermanos de aquel tiempo no iban a amparar la "práctica ilegal" de conferir el grado del Real Arco a aquellos que carecían de la necesaria idoneidad. De esta manera se originó́ el grado de Ex Venerable Maestro. Estos tres grados constituyeron luego el Capítulo, tal como nació originalmente en Inglaterra, como entidad separada, bajo una jurisdicción independiente. Aunque la historia inicial no proporciona datos conclusivos acerca del orden en el cual fueron conferidos estos grados, el orden obvio pondría al Ex Venerable Maestro antes del Arco Real. En lo que se refiere al grado de Maestro de Marca ambos, Waite y Gould, hacen mención de ocasiones en las cuáles la "Marca" fue conferida DESPUÉS del Arco Real.

Sin duda, Webb y sus asociados en Norteamérica sintieron la verdadera necesidad de llenar el vacío existente entre la leyenda del Tercer Grado y el legendario e histórico posicionamiento del Arco Real. Demostraría ser indudablemente confuso para el candidato el ser llevado a la escena de la Construcción del "Segundo Templo", en medio de los escombros del "Primer Templo", sin tener conocimiento de la terminación de éste último.

El grado del Muy Excelente Maestro relata la conclusión y dedicación del Templo de Salomón y lógicamente es representativo de muchos detalles que se omiten en el Tercer Grado. Después de la presentación del grado de Muy Excelente Maestro el candidato tiene conocimientos de una sucesión de hechos de los cuales la leyenda del Arco Real es la culminación natural. Eso desde el punto de vista histórico y material. Desde el punto de vista simbólico es imperativo franquear este vacío, lo que será obvio con un mayor estudio de los varios grados mismos.

Mientras la historia del grado de Maestro de Marca y del grado del Arco Real no puede ser trazada hasta sus comienzos separados, se discierne su atracción mutua y se hace aparente la necesidad de la adición de los otros dos grados. De hecho, los grados de Ex Venerable Maestro y de Muy Excelente Maestro pueden bien ser llamados "hijos de la necesidad". Como tales ellos son admitidamente modernos en concepto, aunque antiguos en contenido. Ellos no pretenden o reclaman significado simbólico remoto. Haciendo prestación de la palabra "racional", tal como se aplica a las enseñanzas de los grados de la Logia Simbólica, éstos grados pueden ser descritos como "GRADOS RACIONALES". Siendo pues "racionales" no se puede esperar de ellos que encierren significado simbólico profundo, oculto, tal como se encuentra en los otros dos grados de éste Rito. En gran medida corresponden a lo que se requiere de ellos en el ritual. Aquellos símbolos antiguos, que necesariamente se han adquirido de otros grados de la Francmasonería, mantienen la misma implicación aquí como en los grados de los cuales fueron tomados. Se debe ponderar a los originadores de éstos dos grados, Ex Venerable Maestro y Muy Excelente Maestro, por el buen gusto demostrado en hacerlos originales mientras que al mismo tiempo emplearon suficientes recursos masónicos familiares como para identificarlos en la mente del candidato como "masónicos".

Repasando estos cuatro grados, a los que hoy en día se alude como los Grados Capitulares del Rito de York, se observa que tienen en común ciertos elementos. Se notará que todas las obligaciones (juramentos) son contraídas en la misma posición, y que ésta posición no es nueva al candidato. De modo distinto al de los "grados progresivos" de la Logia Simbólica no hay cambio en la posición que indique variación del significado simbólico, ya que no se le da especial importancia a la "posición" en la cual se asume la obligación, excepto la de una debida reverencia, que es apropiadamente demostrada por esta posición, se enfatiza en cada uno de ellos la reiteración de la necesidad de "haber alcanzado un adecuado aprovechamiento en el grado anterior", pero desafortunadamente ESTO ESTA EN EL RITUAL Y NO EN LA PRÁCTICA. Hay una tendencia moderna, no limitada de ningún modo a los Capítulos, de ignorar los principios masónicos fundamentales. La tendencia moderna parece favorecer la cantidad de afiliados más que la CALIDAD. La filosofía de la Francmasonería y su doctrina esotérica no son y nunca fueron, concebidas para la multitud.

En su integridad es una búsqueda, no confinada a una pesquisa alegórica o verdadera de una simple "palabra pérdida", pero en sentido más amplio una búsqueda del conocimiento universal.

Nadie nunca debería ser invitado o exhortado a emprender una tarea así. Debe ser de "libre deseo y albedrío" del individuo y el PRIVILEGIO debe ser otorgado únicamente a aquellos que han alcanzado un nivel intelectual en el cual, insatisfechos con la "luz" que poseen y "no influidos por las solicitudes impropias de amigos", seriamente desean un mayor conocimiento.

El deterioro en la enseñanza de la Francmasonería es descrito elocuentemente en un párrafo previamente citado, en el cual Pike describe las "ceremonias y enseñanzas de aquellos grados" como "acomodándose ellas mismas por abreviación y reduciéndose a la trivialidad, a la frecuentemente limitada memoria de pupilo e iniciado". Esto, a su vez, dio origen a lo que Pike sarcásticamente se refiere como "las experiencias populares de los símbolos de Masonería, que son adecuados para las multitudes, que han rebasado los templos - llenándolos al máximo de su capacidad".

Se debe tomar alguna acción terminante para evitar que la Masonería vaya a degenerar, llegando a ser una simple sociedad secreta con palabras de pase y toques que invocan el deseo de exclusividad, que es latente en el hombre que busca alguna prerrogativa que lo distinga de la masa corriente. Los masones preocupados, y hay muchos en éste país, aún están en posición de remediar esta situación.

Primero, educar lo mejor que podamos a aquellos que están "en" la Orden y, más importante, elevar los niveles de admisión requeridos para los posibles candidatos. Cuando los Venerables Maestros y los Sacerdotes Supremos consideren como "año exitoso de su cargo" aquel en el cual fueron "adelantados" y "exaltados". POCOS CANDIDATOS MERECEDORES Y BIEN CALIFICADOS, en vez de jactarse del número de candidatos iniciados, la Masonería se encausará nuevamente por el buen camino a su anterior posición de exclusividad. Esta encomiable exclusividad es intelectual, no es hechura humana sino divina y conduce a una sociedad donde "no existirá contienda más que contienda noble, o más bien emulación de aquel que mejor pueda trabajar y vivir en armonía".

Los juramentos de estos grados, con algunas pocas excepciones que serán motivo de comentario cuando se revisen los grados individuales, no añaden nuevas exigencias a aquellas que ya se han asumido. La intención de estos grados Capitulares es claramente la de enfatizar las obligaciones asumidas por el candidato para con sus hermanos y para con la Francmasonería, más que añadirle otras. Esto es encomiable, ya que las obligaciones asumidas en los tres primeros grados cubren la total latitud de las relaciones humanas con las cuales la Fraternidad pueda tener alguna vinculación legítima.

Como es de esperar, las varias penitencias son diferentes de las de la Logia Simbólica, pero la idea de incluir otra ha sido evidentemente copiada de los grados previos. Igualmente, evidente es la deducción de los "debidos cuidados" de las penitencias, tal como se observan en los primeros tres grados. La "cuerda de nudo corredizo" cuando es usada, tiene el mismo significado simbólico en estos grados como en aquellos que los preceden, con una excepción digna de mencionar. Esta excepción se encuentra en la segunda sección del grado del Arco Real en el cual se introduce un concepto enteramente nuevo.

El citar éstas semejanzas con las de la Logia Simbólica no se intenta como crítica, ni como suposición de que los grados del Capítulo son meras copias de los de la Logia "azul". De hecho, es la continuación de aquellas cosas que uno espera aprender en Masonería lo que crea esa atmósfera favorable, y es un recordatorio constante para el candidato que "esto sigue siendo Masonería".

Por la similitud de acción, de fraseología y por el uso de emblemas simbólicos de la Logia, se da a entender al candidato que se le sigue enseñando "por grados". Que la Francmasonería es verdaderamente una "ciencia progresiva ¡Y QUE HASTA AHORA EL HA RECIBIDO LA LUZ, PERO PARCIALMENTE!".

Habiendo repasado éstos grados en forma "global"- como "Capítulo" - y discutido aquellas cualidades que tienen en común, ayudará mejor a nuestro propósito y será más ventajoso para el entendimiento de su simbología, si nosotros estudiamos cada uno individualmente. Intentaremos esbozar aquella enseñanza sublime de la Francmasonería a través de los grados de Maestro de Marca, Ex Venerable Maestro y Muy Excelente Maestro, para llegar a su culminación lógica y espiritual en aquél "Más Santo" grado - EL ARCO REAL.

El Arco Real su y Significado Oculto - George H. Steinmetz

Santo Arco Real de Jerusalén

Se ha descrito de diversas maneras como la "esencia de la masonería"; la "cimiento y piedra angular de toda la estructura masónica"; y "la raíz, el corazón y la médula de la masonería"

El Arco Real es el paso final y, por lo tanto, el clímax de la masonería pura y antigua, que tiene virtud por su propósito y la gloria de Dios por su objeto.

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