Aprendizaje
El Capítulo ideal debe tener la forma de un arco catenario, como el que encuentran los Moradores (Sobrestantes) en la Cámara Abovedada (es decir, una cúpula formada por las curvas llamadas catenarias). Y cuando los Compañeros permanecen en la peculiar posición en la que comparten
y comunican la Palabra Sagrada están imitando esa misma forma.
De la fortaleza de ese modelo arquitectónico, mayor que la de cualquier otro, podemos aprender la necesidad de salvaguardar nuestros Misterios de la profanación por medio de un secretismo absoluto. Podemos inferir también nuestra firme adhesión al orden social y a ese espíritu de unidad que ha proporcionado siempre la mayor fuerza y estabilidad a nuestra Orden, la cual ha sobrevivido al desafío de los estragos del tiempo.
Del mismo modo que en el arco catenario todas las curvas tienden hacia la piedra angular,
conectando y manteniendo unida toda la estructura, los miembros del Capítulo deberían cerrar filas
y prestar el debido respeto a la autoridad, ya sea en la vida civil o masónica. La Piedra Clave y las dos dovelas adyacentes simbolizan a los tres Principales, pues del mismo modo que únicamente se puede acceder a nuestros secretos arrancando esas piedras, para obtener el conocimiento completo de la Orden del Santo Arco Real debemos pasar por las tres Cátedras.
Esperamos ayudar a nuestros lectores a darse cuenta de que hay mucho más en nuestra Orden de lo que el ensayo ocasional de nuestro ritual les ha llevado a pensar. Quizá debiéramos exaltar
únicamente a hombres capaces de apreciar nuestras ceremonias, y deberíamos ser capaces de evitar una declamación mecánica cuando tengamos que ocupar una Silla.
El origen de la Masonería es mucho más natural de lo que se nos ha dado a entender, y aunque el Arco Real sea la forma más pura de Masonería, hasta hace poco no ha habido un intento serio para adentrarse en nuestro Grado Supremo, al cual consideramos como tal, como si fuera poco, ¡desde 1738!.